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R. CÚNEO -
IDAL
Parece ser que, venidos al altiplano, los dichos
aillos rnitiniaes
de Tacna y Moqu,egua, al ocurrir la cruzada que puso término
violento al predominio de Tiahuanaco, no satisfechos con las tie–
rras que les correspondieron en el reparto de la herencia proto–
collagua, optaron por ausentarse en busca de tierras más favore–
cidas en distinto lugar, y elló después de recuperar sus momias
tutelares, mantenidas en rehenes por el pasado por los aillos 1na–
yorazgos de la dicha comarca ribereña del lago.
Inti
es
Sol
en las lenguas quechua y aimara, en el sentido do
astro, lucero, o raudal de luz.
Rupa,y
en quechua,
y
lupi
en aimara (literalmente
el que ca–
lienta)
es
[;Ol
en el sentido de sol tangible; sol que calienta.
De lupi se desprenden las siguientes acepciones que hallamos
anotadas en Bertonio :
Lupi,
los rayos solares.
¡
Lupin 1nacaña,
quemar el sol.
Chicaturu
pin,
el ol quemante del medio día.
Lupichasiñ
~
ale:qt r e al sol.
Lupac aroqque-,
ierras calientes, tierras de sol, tierras dota–
das de clima tuppi al.
Lupac haqque,
o "lupacas": hijos de tierras del sol, o hijos
de tierras tropicales.
Nada más
ha~edero
que, llegado que fuese el momento de ele–
gir un
totMn,
o sea un punto de partida de sus estirpes y dinas–
tías, la proporción de aillos
lupacas
que intervino_en la fundación
del Cuzco, pensase· en el
lupi,
esto r,s en el
Sol.
Lupaca,
según esto, tuvo el valor de
hijo del Sol.
Puesto en claro, en esta forma que decimos, el valor etimo–
lógico de los términos
manco
y
capac,
en que se suele ver una
suerte de
clave
de lB. civilización cuzqueña, el proceso de creación
de esta última, envuelta por el pasado en las brumas de la leyen–
da, ofrécesenos expedito y fácil de interpretar.
Y nos damos c11enta de que la salida del
aillar
de los Capacs
de la isla maternal del Titicaca, rumbo al predestinado valle del