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HISTORIA DE.

LA CIVILIZACIÓN

PERUANA

181

Lejos de mantenerse unida a raíz de su trilinfo, la coalición

ro1lolupaca se disolvió lastimosamente.

Los I-Iattun Collas, a título de mayorazgos, lo cual se expresa

n1ediante el término

JIattun,

_tomaron para sí las tierras de la ca–

lwccra septentrional del lago de Titicaca, con más ciertas tierras

yungas,

o sea

cálidas,

situadas al Norte de Arequipa, las cuales

en !luestros días conservan ·la rlesignación de

Yanqui Collg,guas,

y

otras cerriles que conservan el de

Lari

Collaguas;

tuvieron su

llacta

yen

Hattu~

Colla, en la marca de

Sillust~ni,

su

Meca

reli–

giosa en la isla de Coati, cuyo hombre tuvo el valor de

Coya

JI

atta,

o tumba de

coyas,

y

su púnto de contacto con la mar en la

playa de Quilca, en el término de los valles de Vítor

y

Siguas.

Los Paucar Collaguas, Sullco Collaguas, o Collas segundones

s<.'

establecieron en la sección meridional del lago de Titjcaca.

Aquel fué, verosímilmente, el momento en que el aÜlar de

,

I

los

Capacs

venid de tierras

lupacas

a la cruzada sobTe Tiahua-

naco, al cabo do ci

t

ero de años de permanencia en la co-

1narea ribereña d

lag0 maternal de donde :fueton oriundos, r 'e–

C'Uporó las momia d su

carnacs

ftlndadores de sus

esti~pes,

depo–

Bitadas por el p a:

-0

en

fa:

isla para ellos sagrada de TJ.ticaca, y

por este simpl hecho, su libertad de· acción, lo cual les permitió

hnsear para sí un nuevo asiento naci0nal en tierras distintas ·de

laH

1rnsoídas por

H

a.ttun

y

Pauccir Collagilas.

liupoaca, y como tal,

hijo del Sol,

que es como si dijéramos

hijo de un

toteni

inmensamente superior a los de las restantes

. estirpes an1oricanas, el mítico Manco, personero del dicho ayar

de los Capaes, se consideró investido con una misión providencial,

a1go así como Rómulo

y

Numa en los comienzos de la historia

romana.

De aquella poderosa autosugestión dimanaron, a buen seguro,

l

l

firn10

convencimiento y la inquebrantable resolución que le per–

nütieron, más afortunados que lVIoisés, ver convertido en realidad

el nsueño creador de civilización para el cual se sintió nacido.