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HISTORIA DE

LA CIVILIZACIÓN

PERUANA

173

oriental de la cordillera de los Andes, a la

meset~

andina, en donde

se verificó la fundación de la urbe.

De suerte que el

mallco

aimara, padre del

manco

quechua,

fué en buena cuenta el guía, el vaqueano, el

scout,

el

pathfinder,

el

1naqu.ileff

de una horda andina en marcha.

Una severa crítica deberá reconocer que no fué

otro

el papel

que les cupo desempeñar a los

Mancos

de la leyenda, que inter–

vinieron en el éxodo de los aillos salidos de la comarca ribereña

del Titicaca a la fundación del Cuzco.

A lo cual cabe agregar que, ·antes de ser_ tales guías o adalides

de una horda en marcha, el

mallco aimara,

el

rnanco

quechua, y el

manquileff

araucano, fueron los exploradores a quienes incumbió

la tarea de reconocer,

disfrazados de cóndorles,

las tierras hacia

las cuales habían de guiar, llegado que :fuese el tiempo oportuno,

a sus congéneres.

Los exploradores de la S.agrada Escritura, enviados por Jo–

sué, acampado a Ja s

z&

con las doce tribus a orillas del Jordán,

a reconocer los Yi,.., ed0s ópinws de Jericó, fueron prácticamente,

los

niallcos,

o sea los

iancos

de aquel episodio decisivo de la vida

del pueblo de

is

ael.

&

Qué

disfraz

adoptarían ellos para no ser reconocidos de las

gentes cuyas tierras

reconocieron~

...

El paisaje en medio del -cual vivieron los andinos,_ con la

teoría· de sus cumbres pobladas de cóndores, les sugirió, sin duda

alguna, el ardid de copiar en la persona de sus exploradores las

trazas y los andares de aquellas aves "corredoras", las veces que,

desde sus breñas natales, otearon las tierras de sus vecinos.

La reminiscencia de aquella treta, propia de pueblos primi–

tivos, permanéce vigente entre los indios de Charcas en Bolivia,

cuyos valles reconocieron los

honibres cóndores

desde las cumbres

de las sierras vecinas, antes de invadirlas las huestes de Maita

Capac

y

agregarlas a los dominios imperiales.

.

Una de aquellas, por las cuales las huestes cuzqueñas apor–

taron al ubérrimo valle de Cochabamba, sigue denominándose

Ta-