CAPITULO XX
EL AILLAR DE LO
TITICA ,
ACS SALE· DE LA ORBITA DEL
A FUNPACION DEL CUZCO
Está dicho en ]a parte de esta obra consagrada a la civili–
zación collagua, que fué durante un plazo de intenso desasosiego
sobrevenido al ocurrir la caída de Tiahuanaco-la capital religiosa
y
ivil de los Protoeollaguas, allá en los albores de- la historia de
América-cuando un
ayar, aillar
o conjunto de aillos de vieja ex–
tracción collagua, guiado en su marcha por un
1aillar
apellidado
hiallco,
niallqui,
rnanco
o
explorador,
obedeciendo a un
sino
cr~a
dor de civilizaciones heredado de sus antepasados los Collaguas
arcaicos, optó por ausentarse de la comarca ribereña del Titicaca
'n
busca de un sosegado vivir, en ti rras colocadas fuera del al–
eance d
la tribus montañesas
y
costeñas que, coaligadas, acaba–
ban de poner t'rmino violento a la hegemonía de la ciudad de
lo "1\iu 1tos Sentados".
Aquel fu' un momento decisivo
y
solemne n ]a historia de
.A
1n(ri~a.
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