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QUECHUA-CASTELLANO
lo contiene este adiectivo
auca:
también sig–
nifica
Jfuerrea,r
y
dar batalla,;
porque
se
vea cuánto comµrende el lenguaje común del
Perú
con
una palabra
sola."
V. XXIV.–
"De estas crueldades (de A tahuallpa) nació el
cuento que ofrecí decir de don Francisco·,
hi–
jo de Atahuallpa,
y
fne que murió pocos
meses
antes qlle
yo me
viniese
a
España.
El día siguiente
a
sn muerte, bien de maña–
na, antes de su entieno, vinieron los pocos pa–
rientes Incas que había a visitar a mi madre,
y
entre ellos vino el
Inca viejo, de quien otras ve–
ces hemos
he'c110
mención. El cual, eu
lugar
de
dar
el pésame, porque el difunto era so–
brino
de
mi madre, hijo de µrimo hel'iliano, le
dió el pláceme, diciéndole: Que el Pachacámac
la giua
~
e
¡iucho8
año~,
para
que
viese la
muerte
:fL
e toc1o8 sus enemigos,
y
con es·
to dijo otras muchas palabl'as ¡;emeja11te.:,
cou
gran e
te:irto
~
reg
djo. Yo,
i10
<id
vi rtiendo
por
qt
r
a
·t·
·1a,
le
dije:
Inca:
¿cómo nos
hemos de holgar de
la rn uerte de don Fran–
cisco, siendo tan pariente nuestro?
El
se vol·
vió
a mí
con
g1·au
enojo,
y
tomando
el
cabo
dA
la manta,
q1rn
en
lug·ar de capa trnía, lo
mordió
1
que entTo
los Indios es seña
1
de gran–
dísima ira, y me dijo:
¿Tú_
ha s de ser parien·
te de nn
Aiwa,
bijo de
otro
Auca,
que es ti–
rano tnddor? ¿De qnién destruyó uueRtTo Im–
perio? ¿De qnién mutó
llnestro
Iuca? ¿De quién
consú1uió
y
apagó nuestra sangre
y
decencia?
¿De quién
hjzo
ta1Jtas crueldade:-;,
tan ajenas
de los
Incas, n u
e,'3tro ~
µad res? Déumel o así,
muerto como
e~tá,
que yo me lo comeré crudo,
sin pimiento: que aqllf'll
trai dol' de Atahnallpa,
su padre, uo
era
hijo de Huayna Oapac, nues ·
tro Inca, sino de tilgún Iudin Q11it11,
co11
quien
su madre
1H1ría
tndción
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ni.wt:tro
RtiJ:
4
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si