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92

QU•CHU.A - C.Á

.STl:LL.UW

cir

nuest'ra madre,

porque a imitación de su ma–

rido, bacía oficios de madre con todos sus pa·

rientfis

y

vasallos.

A

sus hijas llamaban

Oo·

ya,

por participación de la madre,

y

no

por

apellido natural; porque este nombre

Ooya,

per·

tenecía solamente a

la Reyna.

A

las concubi·

nas del Rey, que eran de

su

parentela,

y

a

todas las mujeres de la sangre real, llamaban

Palla,

quiere decir

rnu!fer de la sangre real.

A

las demás concubinas del Rey, que eran de las

extranjeras,

y

no de su

sangr~,

llamaban

ma–

macuna,

que . bastaría decir

matrona,

mas,

en

toda su significación, quiere decir

mujer

que

tiene obligación de hace1· oficio de madre,

A

las

Infantas,

hijas del Rey,

y

a

todas las demás

hijas de la parentela y sangre real, llamaban

Nu1:,ta,

q ie e decir

Doncella de sang1·e real;

pe–

ro era

on

e~ta

diferencia, que a las legítimas

en la

s~

ngre real, decían

llanamente

nitsta,

dando a

ente:n

e1· que eran de

las

legítima1::1

en sangre. A

las no legítimas en sangre, l la–

maban con el nombre de la provincia de don–

de era natural su madre, como decir

colla

nus–

ta, huanca nusta,

yuca nusta, quitu nusta;

y

así de las demás provincias. Y

este nombre

nusta.

lo retenían hasta que se casaban,

y

ca·

sadas se llamaban

palla."-I.

XXVI.