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QU~CHUA-CASTELLANO
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grandes las que allí se dan."-VIII. III.
Barrio.- Véase
Pucamarca. -
VII. IX.
M:ARrnANOHr.- Nombre de uno de
lo~
Arqui·
tectos que dirigieron Ja fábricH de la Fortale·
za del Oozco. VII. XXIX.
MATEOJ,LU.-'·Otra yerba alcanzaron, admi·
rabilísima para Jos ojos, Hámanla
matecllu,
na·
ce
tn1
anoyos pequeños, es de un
pie,
y
eio·
bTe cada pie tiene una hoja redonda, y no más.
Es como
la
que en España llaman Oreja de
Abad, que nace de invierno en los tejados, los
indios la
co~rnn
cruda y es de buen gusto: la
cual mascada y · el zumo echado a prima no·
che en Jos ojos enfermos, y
la misma yerba
mascada
puesta
como em µlasto sobre los pár·
paldo
de los oj s, y e:ocimn una venda, porqne
a
yerbH,
gasta en nna noche c.ual·
que los ojos tengan,
y
mitiga cual·
~
..........---=º
accidente que sie tan.- Yo se la
n 1c
i:tcho,
q
110
temia
un
ojo para
casco: e::!taba inflamado como un pi·
miento,
sin
divisarse
lo
blanco ni prieto del
ojo, siuo heeho una carne,
y
lo tenía ya me·
dio caído sobre el canillo,
y
la primera no·
che
qu e
lt1
pllse
la yerba se restituyó el ojo
a su
l
11gar,
y
la Begunda
q
uecló
llel
todo
~a·
no
y
bu eno. Des pués acá he visto el mozo en
España ,
y
me
ha
dicho que ve más de aquel
ojo que
t1wo-enfe1~mo,
que del otro. A mí me
dió noticia
de ella
un
.Español, que me juró
se
había visto totalmente dego de nubes,
y
que
en do::; uoehes cobró Ja vista, mediante la vir–
tud de la yerba. Donde q tüera que la veía la
abrazaba
y
besaba con gra11dísimo afecto, y la
pouía
sobre los ojos
y
sobre la cabeza, en ha·
cimiento de gracias del beneficio que meclian·
te ella
le
había hecho Nuestro Señor, · en res–
tit11írle la vista. "
II
XXV.