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teratos de
eRcritorio
segu ir
d
n rn
i
nd
o r e
aq ue lla
preciosa ca1nisa
p en e ló1- i ca ,
t
· id a
por
los
c ron ist as
y
viajeros, o
edi fi.
'ar s bre
ci1níentos utópicos castillos
d e na i
ua
caen a l
p ri1n e r
soplo
de
la
in'
esti t,ac ión
I<
tal
practicada
c\1 n
el
auxilio
de
l os in ed ias ·i e n–
tífieos
n1ode rnos.
Re petimos
y
d ej e1nos ·ou .-:: –
taucia
que con esto
no
quere1nos
dec ir natu–
r altnente
que todos
aquellos
vi e j o'"·
p erga 11 1i –
n o .,
todas aqu ellas
hojas
::.nna rille n t as q ue
osten tan antiguo letrero
escrito
con
p·íl ida
tinta no
ten ga n
valor. N ó.
1'odo
aqu e ll o
sirve para la
investigación
y
ha
de se rvir e n
gran
inanera; pero
no
habrá
que
to rnarlo
co-
1no
un
evangelio
sino únican1eu te que
e.-::·eo–
ger las piedras preciosas
y
arrojar el !orlo in–
servible a un lado y
to1nar
de aque ll a
las
que han de incrustarse algún día en
élq
ne1la
preeiosa joya de la verdadera historia, la
q
t1 t1
ha
de
repujarse con
el n1aterial
intachable
que ahora se está hallando
y
ha
d e
h a llars e
ton la investigación a base de estndios
antro·
pológicos,
arqueológicos, etnográficos,
d e 1
in–
güística con1parada
y
·filológicos.
En
vez de
edificar
sobre los có1nodos
ci–
tnientos
que
nos han
legado los
croni stus y
relatores
de
los
siglos
XVI
y
XVII,
el sabio
«of to
day» estudia en el terreno
cou
el pico
y
la azada, cou el taq uín1etro
y
el
Estuche
de
Martín
y
no ha de
hacerse
sugestionar
como
los
croilistas,
con
el
«meztizol),
tan fiehn e n
te
pintado por Arguedas con las
siguientes pa·