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HORACIO H. URTEAGA

para el genitivo, otras tantas para el ablativo. Diez

y

seis con–

junciones, veintisiete interjecciones. Veintidós claszs de ad–

verbios

y

diez maneras de componerlos. Pues,

¿

y

las

forma~

para los comparativos

y

superlativos

?

Sólo para los compa–

rativos de superioridad había ocho, las más con sus variantes;

para los de igualdad tres, para los de

inferioridad cuatro.

Tres formas principales para los superlativos".

Su sintaxis era tan admirable como su morfología. El hi–

pérbaton, forma de elegancia, que en las lenguas derivadas del

latín es la excepción, en la lengua kechua era la regla.

\,

~~-~

Tal ,era la

le~gua

y

su estruc-

l

-.:if~:o: ~

tura.

' Harmomosa

y

sonora, se

V

.;;;:::'-.:::·~~

prestaba con

igual facilidad a la

'

~- -

· -

-=

poesía que a la elocuencia". ( 4).

Para ofrecerse como la

runa si–

rni,

(

5 ) hablanda en la vasta zona

donde fué hallada por los conquis–

tadores hispanos,

y

para presentar

tal riqueza de estructura, ha tenido

que pasar por una larga

y

lenta

evolución de miles de años. Sólo

para la integridad de las vocales

y

la multiplicidad de la consonantes,

se necesita en un idioma una evolu–

Puer!~ i~j;;~~~~o

del Inca,

ción lenta

y

penosa. " La evolución

de la lengua, dice Barranca, está representada por el cam–

bio de las vocales

y

de las consonates, que en definitivo tér–

mino, son los r epresentantes vivos de Ja palabra en su últi–

ma faz.

" La misma lenta evolución ocasiona la integridad de la

consonantes, causadas por la atracción o significación de

sus formas o sonidos. La lengua kechua, que es riquísima en

sufijos, muestra "que estos sufijos son palabras de la len-

(4) .-M.

I.

Prado

y

Ugarteche.

La Filología· Pemana en

relacié11

con la Historia

y

la Literatura,

discurso académico, pág. 62.

(5) .- Los

keclrnas

daban a su lengua el nombre de

runa·simi,

idio·

ma del hombre, calificativo profundo que demucst1·a el elevado concepto

que tenía de su idioma.