![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0240.jpg)
180
HORAC!O H. URTEAGA
Tenía, como la latina, declinación,
y
con sólo una la apli
caba indistintamente a los nombres, los adjetivos sustanti–
vados, los pronombres, los nombres, los adjetivos genitiva–
dos
y
los participios. Empleaba en ellas dos formas, pero con
diferencias meramente eufónicas. Distinguía el genitivo del
ablativo, por medio de preposiciones. Tenía dos formas de
plural, con agregación de
partículas,
y
con
la repe–
tición del nombre y del pro–
nombre, siendo de notar
que en la declinación, la .que
recibía las variantes, era
Apa;=~~od~ligonal
ciclópeo, primer
sólo la partícula, . quedan-
do libre
y
sonoro el nombre en todos sus casos; todavía se in–
dicaba la pluralidad
y
a la vez la reciprocidad con agregado de
otras partículas. Nada más admirable que la flexibilidad de
sus pronombres
y
sus varian–
tes tan regulares
y
tan fijas.
Los pronombres posesivos su–
plían a veces a los personales,
y según el calificativo del emi–
nente filólogo español, consti–
tuían en la lengua kechua un
verdadero tesoro.
Aparejo poligonal regular, segundo
periodo.
El verbo kechua era tanto o más digno de atención que
el pronombre. Era regularísimo, no tenía más que una con–
jugación, ni más auxiliar que
cany.
Con el cany, que signi–
ficaba ser, estar, haber y te–
ner, formaba los tiempos com–
puestos y la voz pasiva. Las
terminaciones de este auxiliar
y, es más, eran las de todos los
verbos. Sabido uno, sabidos
todos,
incluso el
sustantivo.
Aparejo poligonal irregular, período
o sé que suceda otro tanto
de transición
en ninguna lengua de Euro–
pa. ( 1).
(1)
.-Pí
y
Margal!.
Hist<n-ia de América,
t.
II.