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HORACIO H. URTEAGA
bloque, la protuberancia 4uedaba sin aplicac-ión y se la de–
jaba como un capricho ornamental. Estas protuberancias se
notan más en las piedras de mayor tamaño; y que su destino
no era otro que el de servir de punzón de firmeza a la cuerda
de arrastre, lo prueba la forma encorvada que algunas pre–
sentan, ofreciéndose como toscos ganchos. En Machu Piccho
encontró el doctor José Gabriel Cossío estas protuberancias,
de forma singular por estar encorvadas hacia abajo.
o des–
cansa, pues, en fundamento serio el que se les haya conside–
rado como mochaderos, ( 4a ) o relieves borrados que repre–
sentaban ídolos. ( 5 ) .
-
Esta clasificación fundamen–
Muros del segundo estilo
y
puei-
tal de los edificios del Perú pre-
tas trapel!oidales en Vilcas-
incaico, y la identidad de sus
huaman .
estilos, sobre todo en los del ter–
cer período, no se basan en suposiciones antojadizas. Creer
que no corresponden a épocas distintas y que su superposición
no supone aditamentos, refecciones o reformas posteriores,
es negar al testimonio de los sentidos, la deducción lógica que
se desprende de una atenta observación. Primeramente
hay que tener en cuenta que la superpos1c10n de los
estilos va siempre del ciclópeo al de la piedra regular parale–
lepípeda, sirviendo aquél de base; que en las construcciones de
fortalezas y murallas de defensa, elevadas en la zona Pucara
Ollantaitambo, que corresponden al período más antiguo pre–
histórico, era el estilo ciclópeo el dominante, y aún en las
construcciones santuaricas, como en el templo eje Cacha, la
base del monumento, que data de la época antiquísima, per–
tenece al período de transición, que en algunos monumentos
de los desparramados en esa zona; como en Kencco, Tambo–
Machay y Pisac, predomina el estilo de transición en las
obras que a primera vista se descubren ser las fundamentales
y más antiguas, y el último estilo, en las dependencias; que
en estas mismas construcciones se nota que las obras mili-
(4a)
.-Mochadero
es adoratorio; de
machar=besar, adomr
en ke–
chua.
(5).-J.
G. Cossío, Informe citado.