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HORAClO H. URTEAGA
distinto de1 de la época incaica, ( 3 ) y cuando el príncipe
Yupangui lo restauró después de sus grandes victorias con–
tra los chancas, no hizo otra cosa que restablecer el suntuoso
culto de la antigua divinidad nacfonal, un poco olvidada por
el sensible y ostentoso culto heliaco favorecido por los In–
cas ( 4 ) . Huiracocha también fué la divinidad adorada en
el Corica.ncha, templo este metropolitano y que impuso su
influencia al antiguo santuario de Indicancha o Inti Cancha,
a cuyo alrededor se habían congregado los afiliados al
totern
de las familias, o mejor,
gens
de los Ayar. ( 5).
He demostrado en otras ocasiones y en estudios especia–
les, que la representación del Huiracocha de la Puerta del
Sol se encuentra en la famosa piedra de Chavín, y que los
elementos de semejanza de las dos representaciones apenas
si se encuentran en los símbolos accesorios, qu a en nada afectan
al dibujo fundamental. Ese mismo símbolo lo vemos repro–
ducido en las telas fúnebres encontradas en Cajamarca, en
Chanchán, en Ancón, Pachacamac y Nazca.
Huiracocha fué, pues, la divinidad nacional de los ke–
chuas, el que, a pesar de las viscisitudes por las que pasó la
raza, en el trascurso de los siglos, imperó como la primera
divinidad de su olimpo, realizó poco a poco el sincretismo
trascendente de los variados mitos que habían alcanzado pre–
ponderancia, y cuando en la época del ilustrado príncipe Yu–
pangui, se le invocaba con el nombre de
Con-Ticci Huiraco–
ah11rPachayacachi,
había resumido en sí los más elevados
atributos que se simbolizaban en los elementos de la natu–
raleza: el fuego o el calor, que todo lo vivifica; el principio
creador, sustancia y fundamento de lo creado, el elemento de
(3) .-Entre las muchas diferencias de estilo arquitectónico que
se notan a primera vista, la más saltante es la altura del edificio y el
doble piso que tenía, con grandes puertas o ventanas
laterales, cuyos
umbrales desprendidos han dejado su rastro.
(4) .- Yupangui, de$pt1és de vencer a los Chancas, no sólo restau–
ró el santuario de la antigua divinidad nacional, sino que tomó el nombre
del dios.
· (5).-Véase, sobre todo, las antiguas tradiciones, las informacio–
nes de Toledo y la
Historia indica
de Sarmiento de Gamboa, en los capí–
tulos referentes.