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BOCETOS HISTÓRICOS

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la fecundación y de la esencia infinita, representado en el

elemento líquido, y, por fin, la abundancia, la fecundidad mis–

ma, representada en la tierra que es pródiga y bondadosa.

Claro es que este elevado concepto religioso de los anti–

guos kechuas no llegó a las masas, ni fué Ja creencia nacio–

nal, ni la esencia de Ja fe del vulgo.

¿

P ero, en qué época

del mundo ha ocurrido el fenómeno sorprendente que haga

del concepto religioso metafísico de las

élites

intelectuales,

la fe del pueblo ? Para éste, queda Ja manifestación grosera

y materialista de la divinidad, la personificación de los atri–

butos y la concreción de los conceptos sustanciales, aún cuan–

do semejantes representaciones menoscaben y reduzcan los

principios trascendentes. Por eso,

en Egipto, el Buey Apis

tenía más adoradores que Osiris, siendo

~o

obstante, ese

animal sagrado, un símbolo de

la fecundidad

infinita del

dios; por la misma razón, Jos tebanos-egipcios tributaban

más adoración al gavilán que a

Maut,

Ja segunda persona de

la triada, que tenía al gavilán como emblema ( 6 ) , y por la

misma causa, también, se adoró en el antiguo Perú al Sol,

a la Luna y al Rayo, las divinidades protectoras y símbolos

del poder de Huiracocha.

Pero se dirá: si fué Huiracocha la divinidad principal

de los kechuas, su dios nacional,

el agente protector de la

raza,

¿

por qué la tendencia de los Incas Capacs, fundadores

del segundo imperio kechua,

a la supremacía del culto del

Sol?

Los Incas fueron, ante todo, guerreros y conquistado–

res;

aparecían como restauradores

de Ja dominación que–

brantada, y para impresionar a las multitudes insumisas,

habían de invocar, no Jos antiguos conceptos de una mitolo–

gía apenas conservada en Ja tradición y nebulosa de suyo,

sino el

totem

de esos ayllos de Jos Ayar, el Sol, ser animado

y Yisible, del que se decían descendientes, hijos directos y no

siquiera sus representantes.

o es una afirmación arbitra–

ria Ja que hacemos: oigamos a los antiguos quipocamayos de

Ja época de Vaca de Castro. Decían así: "E siendo niño muy

pequeño, criándose solamente con su padre, por muerte de u

{6) .-Menard

y

Sauvi;geot,

Egipto,

c. III, ed. Madrid,

1914.