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pre segura providencia de aquel divino Padre,
que ni aún de la más m1nima criatura descui·
dada,
para
que no dando en mi corazón entrada
al execrable vicio de la codicia, sea mi solicitud
principal en lo que conduce al bien, manteni·
mieto y ornato de mi alma. Amén.
DIA
Q~lNT
Señor mío Jesuc risto, etc.
Esclarecid'' obispo, etc. como en la pág.
151
HEDITA.CION
Sobre la general beneficencia del santo Bias en el
retiro de su gruta.
Con ·idérese, que allí Cdmpeó en gran mane–
ra la b e nignidad piadosa
y
piedad benigna del
santo
Bias:
á unos enseñaba, consolaba á otros
san aba los nfermos
y
á
todos bendecía. Todos
universalmente ha1laban remedio á
u necesi·
dad· hombres, aves
y
fieras, todos como que–
rían, comunicándose
á
todos,
y
atemperándose
á
la aflicción
y
cap~cidad
de cada
t:mo_
¡Oh
qué malamente solicitau muchos_las benignas
del
cielo~
A
vistd de la necesidad cierran el
corazón,
y
como si fuesen de bronce sus entra–
ñas, se muestran bien lejos de abrirl a s, para el
socorro del prójimo.
¿Qué es la necesidad que
llega á los ojos ó á los oidosr Uno aldabada
que da Dios al corazón humano, pan. que ejer
citándo~e
este benigno
y
piadoso, obligue lAs
divinas misericordias en su beneficio. Sea pués
así,
á
imitación del santo Blas: haya piedad en
el humano corazón,
si
este la quiere conse–
guir.