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DIA
SETI MO
Señor mío Jesucristo, ect.
Esclarecido obispo, etc. como en la pág 151.
MEDITACION
Sobre decir el santo Bias, cuando le significaron los
ministros de Agricolao el fin de su venida, que el Señor
se había acordado de
él.
Considérese, que. entre los manifiestos indi·
cios de la alegría de su corazón. cuando llega
ron para su prisión
los minü.tros, exclamó el
santo Bias: -, •verdaderamente el Señor se acor·
dó de mí". Llaman los hombres memorias del
príncipe los favores que este hace á sus vasa
llos: que se acordó de él Dios, dice el
anto
Bias el lance de su prisión; que ofrecer su Ma .
gestad á sus siervos ocasiones de padecer en su
servicio, favores son
á
buen seguro. (
1
b máxi –
ma,
y
qué mal entendida de los mundanos.
A
'
la menor penalidad se estrañan; á cualquier
trabajo se exasperan, como pareciéndoles que
Dios los olvida.
Es engaño del amor propio :
los trabajos
y
penalidades que en vía Dios, fa–
vores son, sí, memorias son, ccn que muestra
el zelo del humano bien. Así se han de aceptar
pués, á imitación del santo Blas.
Ejercicio vQ.cal.
¡Oh fidelísimo siervo de Dios
y
protector
mío san Blas, quien á imitación de la grandeza
de vuestra alma, tan enamorada de radecer
por Dios, conociese debidamente, que los tra.
bajos
y
penalidades que la divina Magestad me