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atento á la inamisible corona qne <>sÍ grangea.
Oh alto premio -de la gloria! por lo que se obra
por ella se penetra la preciosidad y valor de un a ,
alhaja: ¿cuánta será la que aquel premio por
que tanto tolera el sufrimiento de los justos?
A lo menos se sujeta el que aspira á una glo–
ria, de la que no es digno aún el mas ejercita ·
do sufrimiento. Suframos más y más, á imita–
ción del santo Bias, seguros-de que á la cons–
tancia en sufrir se sigue un eterno
goz~r.
•
Ejercicio voeal.
Oh invicto campeén de Jesucristo y patrono
mío san Bias! por aquella gran constancia con
que tegiendo coronas
al
sufrimiento, se viú
vuestro ánimo triunfante de tanto tropel de
tormentos y rigores; yo os suplico me alcanzéis
un rayo de aquella luz, con que vuestro eleva –
do entendimiento penetraba, que cuanto se sn·
fre y tolerar se puede en este siglo miserable,
es muy inferior á la grandeza del descanso, que
aguarda como galard6n en el cielo. Haced, san·
to mío, que esta mi suplica logre como lo deseo
su despacho, para que mi corazón, taJ:?. dado
á
las deliciu y placeres de la tierra. que de sola
memoria del sufrir desfallece y palpita, entre–
gado ya desde hoy á
la meditaci6n de aquella
gloria, á que como católico aspira, aliente cons
tante sufriendo, hasta verse con la esperiencia
del esperado premio gozando. Amén.
DIA
NONO.
Señor mío Jesucristo, etc.
Esclarecido obispo, etc. como en la pág. 151
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