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ltem. Cuando maya, paya, y otro cualquier número se
declina con
uru,
día, se dirá;
mayuru, payuru, mayurun, pa –
yurun,
etc. quedando indeclinables, según regla gene1al aque–
llos, por ponerse las terminaciones al nombre que viene
después.
Los ordinales también se declinan , pero cuando está en
ablativo
nairata
no significa del primero, sino desde antes,
de
rr.uyantiguo, de tiempo atrás. Aun
el
genitivo en cons–
trucción es lo mismo; v. g.: antes era eso, nairan ukhamana.
Los demás ordinales se declinan, excepto los de la forma nai–
ran, nairirin, etc. por ser forma s del genitivo ya construido. Lo
mismo acontece a nairakata cuando se acompaña con otro nom–
bre, que queda éste indeclinable y el compañero se declina,
v. g,: Camina con el que va delante;
nairaccata saririmpi sa·
ram,
Aquí el compañero saririmpi está en ablativo, y naira–
ccata indeclinable.
Usase también
naira
para indicar
una
de dos partes, su
contrario es khepa o yakha: v. g.:
Los artículos de la fé son
catorce: los siete primeros que pertenecen a la Divinidad; y los
otros siete q11e pertenecen a la santa Humanidad de nuestro Se–
ñor Jesucristo. lyau sañasajha tunea pusiniwa:
naira
pakkall –
kkojha Dios cancañapata arusi;
khepa
pakkallkosti Jesucristo
auki~>an
hakke cancañapatraqui.
Las obras de misericordia son ca torce: las siete espiritua–
les; y las siete corporales. Hakke masisaru khuyapañajha tun–
ea pusiniwa: naira pakkallkkojha almasan asquipataqui;
yakha
pakkallkkosti hanchisan asquipataquiraquiwa.
PARRAFO QUINTO-
De
los
numerales distributivos.
Los distributivos que en castellano son de dos en dos, de
tres en tres; se componen en esta lengua, de los primi tivos. du
plicando el nombre y poniendo al postrero la terminaci rn
ta,
como:
panin paninita,
de dos en dos;
pusin pusinita
de cuatro
en cuatro:
tunean tuncata,
de diez en diez; etc. Los adverbios