MIGUEJ, ÁNGEL MO SI
ho pital. Comenzó entonces la parte más penosa del Calvario que aun
le quedaba por recorrer. Fa.lto de recur os, su amigos fot·maron nn
comité- el indispensable comité que nunca falta para. todas aquellas
resolucione que no han de ll evarse a ht práctica- con
el
fin de olí–
citar una ubvención del Congreso nacional para el
abio filólogo
valetudinario. Tal vez a.!gún diputado santiagueño aprovechara la
ocasión para pronunciar en la
c~\mara
un florido di curso; tal vez ni
uno siquiera e mole ta e en tan
p~ca
co a. Como ocurre ca i
iempre
en e ta cla e de comi iones lo que la formaban comenzaron por no
poner. e de acuerdo. Unos querían que el pedido de ul.>vención e
dirigiera al CongTeso, otro al mini terio de Relacione exteriore
y
Culto.
omo consecuencia de e ta di. cu iones, el venerable nfermo
e quedó 'in el apoyo que tanto nece itaba.
El nombre clel padre 1\Iossi iba huncliéndo e cada vez más en el
olvido. Recluído en el hospital donde le dieron unas mocle tas habi–
tacione por caridad, para que la hal>itarn, hubo nece idad ele babi·
litar otra piecita para capilla, donde él pudiera decir mi a, mientra '
terminaban la obra de la igle ia que por entonces estaba en on -
trucción .
tico, para que
derecha, encontraRe attn n
.·t
•
Juntad
y'
en u inteli"'éh iá fuerza ,
11ficiente
corr<.'sponc~
ncia de carácter científico,
art:'ls me
qu
la dificultad
con que e taban ;;m·itas. Rasgos in egnro, cor aban la. igualdad de
su línea vaci lantes; a veces un pequeño borrón manchaba la nitidez
de u e critura · ent que la mano torp
in trumento ele la voluntad
negába e a continuar u movimiento
y
a.montonaba una
letra
obre otra ; pero la '' olnntad e imponía al fin
y
la mano eg·uía tra,–
Jaclando al papel el pen amiento, claro, preci o, profundo del va,Jetu–
clinario.
Y toda, e ta lucha heroica, '' iolenta -
en la, que, a veces, para
hacerla má sua>e, intervenía la virtuo a
eüora Honorina Mossi,
hermana del enfermo a quien nunca abandonó, y a quien, en las oca-
iones crítica , servía de amannens
-
ele arrollábase en el silencio
ele su celda, sin que ,nadie fuera te tigo ele tanta energía
y
de tanto
'turimiento tan heroicamente obren vado.
«
Lejo del bullicio del
·mundo, -
e cribía Ramón Üftnillo, -
perdido allí en un rincón de
la ciudad de Santiago, ha ta el punto ele ignorar e u exi tencia sin
má compaiíeros que su libro
sin má amio·o que n oledad, entre-