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V111

tarea de la predicación e in trucqión ele aquellos indígenas bravío' .

.r

ece itaba el mi ionero estar dotado de un alma de héroe pam

poder continuar sin desmayos la sublime misión que se le había con–

fiado. La ignot·ancia ele los indios (' ); su mttural bravío y salvaje que

les h¡teía someter e con dificultad. a la disciplina de la civilización; la

falta de recur o mat eriales ; la misma codicia de lo blancos que

an iaban a podera r e de la misione cuando la veían floreciente (' );

todos Asto eran ob táculos graví imo que el mi ionero había de ven–

cer a fu er za de paci encia, de volun tad, de abnegación, de sacrificio,–

cualidade

que en el padre Mos i brillaron en grado superlativo, -

para que no fueran inútiles su

trabajo ni u celo apostólico resul–

ta. e improductivo.

Fn en est a primera época de s u vida , cuando la n ecesidad de

conocer el idioma de sus feligr e e , le hizo dedicar se tan apa ionada–

mente a su estudio que,

egún dice uno de

us biógrafos, « no ha

dejado dialecto

ni

' ubdialecto indígena

in e tudiarlo y dominarlo

por completo, no de cuidando u pa ión por lo

icUoma clá ico

>> .

E verdaderamente portento a la labor que el padre 1\Iossi tuvo que

desarrollar para llegar a un tan acabado conociwi nto de los idioma

y dialecto

i

dígena~

en e

l;>r

) í

inw ti

IDJi O

de di z a ño ; brevísi–

l

yi

d ele léngua diferent s que e hablan en el

oli iano, si

o ta

el

pu

l a

derivacione dialectales que

se forro n con

1,

nezcla o confil i ón d do o má

idioma (' ).

No

1 ngu • dif r

~t

habl an entre lo indí-

( 1 )

cHitblaudo do lo mestizos <¡ue vh·en en In provincia del Gran Chaco, don Maria–

no Vargas, residente y muy conocedor de aquellos lugares, en un pequciio folleto pu–

blicado en 1

2, so expresa a f : • La ignorancia y abyección on que vi ven por el des–

cuido do In educación los hace ray ar ca•i hnstn en

la estupidez, especialmente en

ciertas localidades do los vulleR. En ningún cantón hay unn

scuola de

in~truoción

primu.t·in donde los niños aprendan

iquiera a

ebc~ibir

su nombro

y

lns primeros no–

cioneK del cat61ico... • (P .

J .

An ot ,

op. cit.,

pág. 34, nota.)

(') • ... tienen los padres twa hermosa huer ta, bastante grnndo y bien ouJtivadn,

con hortalizus variadus, nnrnnjos d

muy huena calidad, limones,

cidra~,

plli.touos,

algodón y c<Lfé,

con una acequia pura regarla. Pero ¡lo quo quiere decir la humana

lllÍserin! ilichn huerta que debiera sen ,ir de

tfmuJo y ser nnn nseiiooza para dedi–

cnr<c un poco múR a semejantes cuJtivo pura varios blaocos vecinos, un poco indolente.

bajo

ste resp oto, no os mús que un moti vo do codiria y un pret xto para desear y

hasta proonrar que lo8 padres se retiren ele dicho lugar, y que se secuJarice la mi–

sión. • (P.

J.

C.-nnt" ,

op.

cit., pág. 27.)

(') En 1 92 e•cribfa el P. Mossi ol seíior Lnfonc Quevedo : • La lengua toba es ili•–

tintn do ht mocobf y do la nbiponn, pero en el

haco de

unta F e se hizo un nmnl–

gumn de las tres y d

la hunrnnf, por hab rso mezclado In

cuatro tribus. • (Ver In

Jú~torirt del P . Dobrizholfcr.)