Table of Contents Table of Contents
Previous Page  203 / 274 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 203 / 274 Next Page
Page Background

- 71 -

montañas (

orc:co,

cerro elevado

1

tam–

bien varón) originaba esas serpientes de

fuego. Ercusado es advertir que ne deja–

rían de meditar

é

interrogarse: ¿en qué

podría trasformarse

el

producto de estos

dos elementos una vez en el seno de la

tierra? En el

Amaru.

·

Del estudio de los anímale , de

la

cer-

. tidumbre que

po~een

una alma ·como no–

sotros, se ha del::ido pasar fá cilmente á

la

evidencia

d~

que estaban dotados tam–

bien de lenguaje. Ciertas especies de a- ·

ves lo indican sin necesidad de esa induc–

ción. Las

huachuas,

las

perdices,

las

cu c:11ll,

los

chih11 a co. ,

los

qw.· till as,

los

l1LlcgO''hO,

]ns

vicuña :-;,

vc 11 a r.Jos

etc vi–

V'en en bandadas. De dónde les vendría

esa necesidad

·de

sociedad, ese instinto de

sociabilidad, sino tuvieran el don

de

en–

tenderse? No veían al

Ñ: thui npuri

(ca–

mina con los ojos),

el

v1cuña macho,

~1

jefe,

el

guía, adelantarse siempre

í

dar

la

voz de alerta para prevenirles del peligro

á los de la manada?Esta sola cuestión nos

dispensa erµítir los det_nás razonamientos

que pudiera·n alegarse.

He aquí pues, como el dogma de la

trasmigración de las almas ha Ilevado

á

los hombres

á la

atención, al interés -por

los anímales, hasta conducirlos á

la

creen