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ma, la que puede ser de tres clases de a–
nímales, de dos aves í un insecto; esa al–
ma puede enca·narse en el chihuaco
(Mé1
ula
chig ua 11co),es la más débil; en
el hcnl'hu
6
kc11 t i · ó ¡:.ícaflor (Trochi–
lu=-)
menos débil,
í
fínalmente en el chin–
g:i~h
(Bombus) un abejorro. El brujo ·a–
verígua cual es el animal en que se ha
encarnado, i luego procede á cojer uno,
le tapa dentro de una vasija de barro i lo
entierra, ¡:orlo regular en un i.ingo, ó
encuentro de dos ríos; en seguida todos
los acompañantes ·recojen piedras i las
arrojan al aire, lanzando imprecaciones,
á
fin de ahuyentar al espíritu maléfíco.
El individuo queda exorcisado.
Desde el momento que se creía que
el
alma humana podía encarnarse en
~n a
nimal, se profesaba
la
creencia en la tras–
migración, luego nada de más razonable,
ni
de más consecuente, que estudiar las
costumbres, los hábitos,
la
manera de vi–
vir de estos animales tan interesantes que
sintetizaban para el hombre de
la
época
su porvenir
í
su pasado.
El zorro erapara cllos•el animal más dig–
no de observación por su astucia, i has–
ta
el
grito que lanza, ca r, car en su pe–
ríodo de zelo,
lo
atribuyen
á
la
carcai-i n,
ser fantástico en que se trasforman los
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