DIALOGOS DE CRISTO CON EL
ALMA
SU ESPOSA
179
parla di S. Luigi morto anch ' egli nel
I
59 1?
Dialogo succeduto in giorno di Sab
bato,che insieme era giorno añi ver,;ario del S.to
Nel 159 1.
il dl 21. Giug.º certam .
e
non
cadde in giorno di Sabbato. Bensi dopo la
Beatific.e di S. Luigi, e p.ª d.ª morte del
P. Fighera segu ita ne!
I
63 7. caddero in
Sabbato gli anni 1608. 1612 . 1616. 162I.
1624. i 628. 1632.
In
un d ei quali s' ha da
creder succeduto quel colloquio. » Efectiva–
mente, en el Diál.º iv, esp. 5.ª, dice el es–
poso: «aquel sábado dia de mi
Lu i s~>
(pág. 26
de los
D1a logos
y
51
del
Tratádo ) ;
y
la es–
posa: «aquel sábado di a de San Luis» ( pá–
gina 28 de los
D iálogos
y
56
del
Tratado.–
da
3.º luogo non
e
mai verisimile che ch i
sotto altro nome (vivente il P. Fighera,
prosigue el P. Lombardi) spaccio quel trat–
tato, e subito dopo la sua morte stampollo
col nome del Pre, non
e,
dico, verisimile
che ignorasse una sl importante circostanza,
quando quel Dialogo fosse stato realmente
di S. Gio. d.ª Cr. composto da lui per una
Religiosa Carm.ª Scalza. Molto meno
e
da
credere che
ci b
ignorasse il P. Fighera coe–
taneo di S. Gio. e molto meno ancora
e
da
credere che il P . Fighera senza un sicuro
fond.º spacciasse come cosa rea le quel dia–
logo succeduto in una Religiosa, e dall a
med.3 dato fuori in iscritto
cosi obbligata da!
suo Prelato,
come asserisce lo stesso P . Fi–
ghera nell a Introduzione di eso trattato.»
Prescindiendo por ahora de la fuerza que
puedan tener estos argumentos, es notable
que, aun por ot ros caminos de los que siguió
el P. Lorn bardi, ha llegado la crítica á esta–
blecer que los
D ialogos
no so n obra del
Santo, como puede verse tratado y probado
muy despacio en
San :Juan d' la Cruz En–
sayo histón'co
del Sr. Muñoz
Garnic~
(l ib. 1v
1
cap. rv, págs . 379-400).
Pero ¿será su autor el P . Gaspar de la
F iguera , como se a nota en el t ítulo que he–
mos copiado, y parece suponerlo el P . Lom–
bardi? Por lo pronto, ya en el siglo x vm
debi ó de h aber má de uno que as í lo juz–
gara¡ pue , egún el P. Courtois en sus Mss.,
«ipsius F íghene esse aliqui existimarunt ,
sed nullo idoneo fun damen to». Creemos
que el único que tendrían los que as[ opina–
sen, sería el verlos impresos al fin de la
«Svma Espiri'tval»,
que, co rno se vió en los
n úms. 4490 -9 r, es realmente
d ~l
P. F iguera,
aunque salió por primera vez á nombre del
Lic. D. T oribio de Aren as. Mas , t odo bien
considerado, «los Dialogos que se añadieron
a
la suma del P. Figuera no son obra suia
como el mismo lo dice en la intróduccion
al tratado 3º :
y
esta introd uccion en su es–
tilo
y
aire de explicarse parece ser de di–
cho P.e Cons ta tanbien q algunos trozos de
aquellos dialogos se hallan
a
la letra en la
vida de D.ª Ant.3 Jacinta a e Navarra im–
presa en
Salam.caen 1678, como se puede
ver li b. 4. ca p. 27 , 28, y 44. y lo que no se
halla all í se hallaria en los MSS. desta se–
ñora
a
sus confesores,
a
quienes escribiria
lo q le pasaba . Ay alg .ª difi cultad, en q diga
el P.e que no sabe quien fu ese Auctor des–
tos dialogos. Porqu e consta q fue al gunos
afios Con fesor de dicha S.ra y fue quien
mas la aprobo y defendio, y es ve risimil q
no ignorase las especies destos di alogos, y el
sugeto dellos. Acaso no suc
edieron estos
fauores en su tp6 , sino desp.s q.do ya el P.
auia salido de Burgos y residia en Valld: y
de echo consta que
q.dosucedian los fauo–
res de los capítulos citados, era su Confesor
el Obispo auxili ar del Arzbpo. Como quiera
q fuese, el P . Figuera ,en dicha introduccion ,
alaba mucho y aprueba la doctrina destos
Dialogas, y su dictamen debe ser de sumo
peso para defenderl os». Estas palabras he–
mos copiado de un papel que, qacia el año
de i 765
1
escribió un Padre de la Compa ñía
(no sabemos quién, pu es no fir ma el origi–
nal, que t ambién tenemos á la vista) en un
plan sobre el modo en que debía defenderse
la solidez de la doctrina expuesta en los
D ialogas,
que, por lo visto, se qu isieron por
aquel tiempo delatar al Santo Oficio.- «La
defensa podra ordena rse así,
I.
que el P .e no
es Auctor dellos, pero que con su di ctamen
los califica de buena y sana doctrina....»¡ si–
guen los demás capítul os, y concluye con
el «7 . que despues de i 30 as que sa lio esta
suma y de muchísimas imp resiones della,
no
a
auido el menor reparo
ó
inconue–
niente».
De lo d iscurrido en este papel, y más de
la veri ficación de sus citas, se in fier e con
una probabilidad que raya en certeza, que