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picle. Por cierto alcanzamos
mañacwnchic. Diosca cai
ele Dio perdón, con tal
gracia, yanapaita lmiñai
que nosotros verdadera-
cwmni, ñucanchic slmtintac
mente queramos conseguir-
shwnguhuan mañacucpica.
lo
1.
El Paclre ele miseri-
Diosmanta pambachiita it–
corclia te espera para abra-
shichincltic ari, ñucanchic
zarte
y
perdonarte con gozo
shutintac mitna<:pi
1.
Can
como al hijo pródigo, si
qwiquinpac juchacunata cu–
recouoces hnmilclemente tus
mitric shwn.guhuan ricsicta
pecados
y
te acusas ele
mtyapac Yaya shuyacun,
ellos sinceramente
y
con un
huaira maqui clmritash-ina
corazón contrito. ¡Oh divino
can ñittuchishcashungulman
Redentor mío que clerra-
mana llullac lmillacta Yayct
maste tu sangre para bo-
cushicushpa ucllanga, jit–
rrar toelos mis pecados ! ¡por
cltacunata pambachishpa.
tus méritos ten misericordia
Aa, Dios Qitislt;picltic, Cam–
ele mí, ayúdame con
tu
bac yaltuarta jicltashcangui,
gracia
y
perdóname mis
tucui juchacunapac pamba-
pecados!
2
1
1
chiita ñuca itsltichingapctc,
Can alti rurctshcamanta
cuyapayahuai, yanapahuai,
juchacunamwinta qzti ltpicll i–
l
1mai2.
1
Véanse Zach. 1,
3.
l\fal. 3, 7. Luc. 15,
11-32.
2
Si se rezara la plegaria "Perdónanos nuestras deudas"
.con verdadero fervor de un corazón contrito por haber ofen–
dido al Sumo Bien, directamente se perdonarían los pecados
mortales; con más razón cuanto <¡ue se ha hecho un acto de
caridad perfecta orando en la primera petición: "Santificado
sea tu nombre." Pues las palabras "perdónanos nuestras
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