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Ja virtud con su amor,
S1lll
aslwa mtti quishpichvmni,
consejos
y
su buen
~jemplo.
paila cuyaipi,
cunaipi,
Además los man o
~endrán
alli cau aipi alti ruracui–
en Ja tierra, es·decir, en la
11ac ñcunrnan pushwmitsh:pa.
Iglesia , Ja vida santa de
.Ashun caí llambzt shungn–
Jesucristo, su doctrina, sus
yuccuna ari cai pacltOJpi,
méritos
y
gracia para se-
Samia Iglesiapitac Jesucris–
guirle, conocer su verdad
y
topac alli causaita, yacha–
tener fortaleza
y
felicidad
chishca shimita, alti rurash–
iuterior, viviendo la vida
cata, graciata eharingami,
de la gracia
l ·
y
allá en
Jesueristota catillzgapac, pai–
la región de los vivos
2,
es
pac shutita yachacungapac,
decir, en el cielo, tendrán
11ai11ac gra<Iia ya;navaipac
la gloria eterna
3.
causaita causaslrpa
\
shun-
gupi sinchiyangapac, cushi–
yangavac; chaipipish cazi–
saccunapac pachapi
2 ,
j a–
nacpachapitcic, gloria cushi–
SC/lmanata charingacmzanni
:J.
t lo. 14, 16. Respóndele J esús: "Yo soy el camino, y
la verdad, y la vida." ·
2
P s. CXIV, 9. Sequ. "Lauda Sion".
3
La tierra que poseerán los mansos, es la tierra por emi–
nencia, la tien·a de promisión, Canaán, pero en su sentido
anagógico, es decir el Reino del Mesías; pues según los pro–
fetas la tietTa de promisión es figura del Reino del Mesías
ó
de la Iglesia, sea de la militante
~en
la tierra, sea de la triun–
fante en los cielos. Este sentido anagógico es v. g. la base
de la exhortación que San Pablo dirige á los hebreos, cap. 4,
recordándoles la incredulidad de sus padres en el desierto (véase
Ps. XCIV). El Reino del Mesías no es, pues, un reino político