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- - XCVIII -

la

tercera parte nos la muestra como

la

Reina de

gloria en el reino de los cielos;

nos la muestra en

su relación con los santos ángeles

y

las varias j erar–

quías de los santos, es dech-,

en relación con la

Iglesia triunfante,

en orden descendente, para con–

cluir con la invocación general "Regina Sanctorum _

omnium" . En efecto, María es

la Reina <le los ángeles

y

santos

por cuanto es superior á las varias jerar–

quías de 1íngeles y santos en prerrogativas, gracias y

virtudes;

y

de consiguiente es superior en la. gloria

celestial específica

á

cada jerarquía, no sólo en grado

relativamente mayor sino del todo eminente, excelente

y sublime.

Con la invocación "Regina S::mctornm omnium" se

concluye el plan harmónico de las Letanías Lauretana ;·

pues la. invocaciones "Regiua ine !abe originali concepta"

y

"Regina acratissimi Rosarii" fueron agregadas poste–

riormente, la primera por Pío IX

y

la segunda por

León XIII. Sin embargo no e tán fuera del orden de las

Letanías Lauretanas; pues

"Reina concebida sin la

riianclrn del pecado original"

une todo lo bueno, her–

moso

y

sublime que se ha podido decir de María. En efecto

la inmaculada Concepción de María e la consecuencia de

sn elección eterna

la matemidad divina

y

el funda–

mento de su santidad.

Y

la

Reina tlel ·acr:,ttísimo

Rosario

nos enseña de nuevo con su vida el camino

por gozo

y

padecimiento hacia la gloria eterna.

Se ve que el

mi

mo E pfritn auto, que obra

en la Iglesia, es el autor de las Letanías Laure–

tana .