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la
tercera parte nos la muestra como
la
Reina de
gloria en el reino de los cielos;
nos la muestra en
su relación con los santos ángeles
y
las varias j erar–
quías de los santos, es dech-,
en relación con la
Iglesia triunfante,
en orden descendente, para con–
cluir con la invocación general "Regina Sanctorum _
omnium" . En efecto, María es
la Reina <le los ángeles
y
santos
por cuanto es superior á las varias jerar–
quías de 1íngeles y santos en prerrogativas, gracias y
virtudes;
y
de consiguiente es superior en la. gloria
celestial específica
á
cada jerarquía, no sólo en grado
relativamente mayor sino del todo eminente, excelente
y sublime.
Con la invocación "Regina S::mctornm omnium" se
concluye el plan harmónico de las Letanías Lauretana ;·
pues la. invocaciones "Regiua ine !abe originali concepta"
y
"Regina acratissimi Rosarii" fueron agregadas poste–
riormente, la primera por Pío IX
y
la segunda por
León XIII. Sin embargo no e tán fuera del orden de las
Letanías Lauretanas; pues
"Reina concebida sin la
riianclrn del pecado original"
une todo lo bueno, her–
moso
y
sublime que se ha podido decir de María. En efecto
la inmaculada Concepción de María e la consecuencia de
sn elección eterna
<Í
la matemidad divina
y
el funda–
mento de su santidad.
Y
la
Reina tlel ·acr:,ttísimo
Rosario
nos enseña de nuevo con su vida el camino
por gozo
y
padecimiento hacia la gloria eterna.
Se ve que el
mi
mo E pfritn auto, que obra
en la Iglesia, es el autor de las Letanías Laure–
tana .