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mejoras <le la huerta, todas
l-e8
exisi·encias
de
la
hacienda; (que eran de ]a particular y efec–
t_iva pertenencia de Cavenecia)
á
D. Juan
He~·
rera;
y a
D. Mariano Sarria,
y
se enajenan en
la suma de 43000 pesos esclusos los 3ii82 valor
dado
á
los arboles, pue forman el capital de_ la
huerta. Vende en esta pequeña cantjt!ad, lo
. que estaba yaluado en mas de
l
00000 peso§;
se estiende esta estipulacion lesiva; se condicio- '
na figuradamente el precio de los espresados
43 mil pesos para el pago de las deudas, perso..
nalisimas del podatario; se obligaron
á
solucio·
uarlas Jos compradÓres
a
los mismos acreedore'$;
ae hace intervenir en estas invenciones al pro..
pietario por el obsequio dicho,
y
se le arranca
una nueva escritura de arrendamiento, que np
podía hacerla de ningun modo, en consecuen–
<"ia de' los pactos,
á
que estaba seriamente liga:–
do por la otra. Se dice (sin ser cierto) que se
Je dán
á
Guerrero 4 mil pesos
á
cuenta de esos
43 mil pesos, no paP'an las deudas
á
que se vin–
eulaaron,
y
por la exhibicion figurada de ciuc.()
mÍl pesos han hecho presa de los lOO mil
pesor~
dich
:>!!~;
que valen todas las lejitimas pertenen.–
cias de D. José Cavenecia, en ]a importancia
de capitales, y existencias de la huerta y
hacienda.
Esta multitud de obscuridades, que apare·
ceo del proceso y de la prueba, cuyo desenlace
1e hará patente, estas maniobras
y
arterias, que
se marcan. con la .reseña del dolo,
y
del fraude,
no podrían jamás subsistir aun en· la hipotesis
de que fuesen convenidas por personas autori·
zadas. Afortunadamente todo es nulo, lo
mi~t
..
mo que si no hubiera tenidq principio.
Elhom-
~
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,