lS
-rue le Fuese-
frtito,
ni estuviese dentro del cir–
culo de
~us
atribuciones, novar
el
contrato has-–
ta el vencimiento de los predichos nueve anos.
Igual vínculo afectaba sobre
D.
Jose Cavene•
cia, que admitio el arriendo bajo de esta cali•
-dad;
y
si
~ste m~mo
quisiese,
6
preteJJdiese di–
•olverlo, no
e~
taba en aptitud
de
hacerlo, por
.tque la ley del contrato lo resistía abiertamente.
Los do&, locador y conductor se impusieron,
y
han subscrito una obJigaeion espontanea, cuyo
.cumplimiento está marcado por
la
letra del
mismo pacto,
y
solo concurriendo
la
voluntad
1
consentimiento
de
las dos partes contratantes
'tegalmente manifestada, podria disolverse,
ó
flovarse. Esta escritura, que debieron tener
muy
á
la vista Guerrel'o, Sarria, Herrera,
y
mas
-particularmente
D.
Manuel Agustín, que esta–
hrecla el principio regulado de los procedimien•
tos sucesivos,. les p·rohibía obrar en razon con•
traria
á
sus convenciones. Esta escritura,
que
.era el punto normal de donde debian partir sus
oplanés, 'Se considero como una hoja de papel
insignificante,
y
tal
como si no existiese.
D...
Manuel de
la
Torre, que era letrado y que no
podía ignorar, que 1odo pacto 1oma
su
fu~rza
-del convenio
y
consentimiento de los pacisen•
tes,
y
que de cualquier modo que uno parezca
.oblig(lrse queda obligado, y debe ser apremiadó
'su cumplimiento, conforme
a
la ley
2
tit. 16
Jib.
6.
Q
de
las.
recopiladas, el propietario
D.
·.Manuel, repetimos que sabia esto, alagado por
-el
presente lucrativo de
mil
pesos, y por
las
in...
ducciones de Rivaa, rompió los lazos con que
~taba
obligado, yosuscribio
la
subloeacion
a
fa–
'"for deo
Herr~ra
y
Sarria. Con
esta
investidura
o
6 8 6
08