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EL CONDE DE SUPERUNDA.

de gobierno y justicia, por la mayor parte son fle–

x~bles

y se doblan con facilidad al respeto, á la re–

lacion,

~l

empeño, al interes y

á

los fines particu–

lares, que ·suelen dar la ley

y

regla á los negocios,

aunque gima la razon

y

la causa pública, suce–

diendo no pocas veces, que no sostengan lo mismo,

que conocen convenir

á

la causa de Dios, del Rey

y

del reino.

»

Uno de sus antecesores había apo,yado

calurosamente en el Acuerdo una pretension injus–

ta',

á

la que accedieron todos , ménos un honrado

oidor. Como éste fundára su dictámen en. razones

de justicia, le preguntó el Virey, si habian inten–

tado cohecharle, y contestándole el digno magis–

trado que várias veces, sin éxito, le llevó á su ga–

binete, y mostrándole un

val~oso

obsequio en oro

y

plata, le· dijo, que, por su parte, no sabía resistir á

tales dádivas. El inmoderado deseo ·de improvisar

una fortuna, la pasion exaltada.con ricas dádivas

y

·extraordinarios honores , la facilidad de excederse,

y

la impunidad en los excesos , .solían pervertir así

al jefe del vireinato, como

á

los empleados de escala

más baja.

Los corregidores, verdaderos sátrapas,

y

peores,

que sátrapas en las provincias, sin perdonar siem–

pre

á

otras razas más

6

ménos favo.recidas , eran el

azote constante de los indios,

á

los que dejaban en

la desnudez

y

acababan á fatigas con el riguroso

cobro de tributos

rp.ás

ó

ménos indebidos, con re–

partimientos forzosos, con trabajos no retribuidos