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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
Tables yerros políticos
y
militares, era indispensa–
ble conferir el mando
á
L crna en el término de
'cuatro horas, y que el ex-Virey se embarcára en e'l
de veinticuatro.
- La exposicion füé leida con la natural sorpre·sa.
por 'Pezuela, quien, no por falta de Yalor, sino por
no dar un paso inútil, se ahstuvo de presentarse
al
ejército;
y
viendo, que tampoco queria hacerlo La–
serna, reunió la junta directiva de Guerra. Muchos
vocales se sorprendieron tambien al saber aque'l
movimiento sedicioso; pero,
mi~ntras
se acordaba
lo
más conveniente, un segundo comisionado de
los jefes, reunidos en Aznapuquio, exigió
u~a
con–
testacion inmediata, por estar ya al
e~pirar
el pla–
zo prefijado. El Virey rechazó entónces eón digni–
dad, en una respuesta de su puño y letra, los ca:vgos,
que se le hacian,
y
por la salvacion de la patria
y
de sus compañeros de armas ,
~en
un ció el gobierno
en Laserna. Aunque éste aparentaba negarse
á
la
aceptacion concertada don los conjurados , cedió fá–
cilmente
á
las observaciones de su
Ú\
al,
y
todo
estaba arreglado, cuando lo diez
y
nueve 1irman–
tes de la expo icion enviaron un tercer oficio más
apremiante.
El ejército no se apercibió del cambio efectuado
hasta que se le dió
á
reconocer al
nue.voVirey,
á
la
caida de la tarde del 29. Desde las dos
y
media em–
...
pez6
á circular en la ciudad la extraordinaria no–
. ticia, que
á
las seis quedó puesta fu ra de duda -co'n