D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
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No sabiendo qué hacerse el Virey, y temiéndolo
todo de la guerra, se d · igió
á
San Martín para ne–
gociar un arre
0
·lo pací co, qne llenára los deseos
del caudillo independiente, con respecto
á
1 pros–
peridad de Chile
y
á
atisfacciones personales. San
Martín accedió
á
abrir las negociaciones, siempre
que no contradijeran los principios, que los gobier·
nos libres de América se habian propuesto por re–
gla invariabl . Por su parte, comisionó para tratar,
á
su ayudante D.
Torp.asGuido, y
á
~u
secreta–
rio D. Juan G reía del Rio. El Virey nombró,
por la suya, al conde Villar de Fuente,
á
D. Dio–
nisio iapaz y
á
D. Hipólito Unanue. Reunidos l<;>s
negociadores, el 24 de ..... etiembre, en Miraflores ,
á
.dos leguas de Lima, di inti ron desde luéE;o, por–
que los de San Martín querian tratar direct mente
con 1 irey, titulars diputados del ejér0ito li–
bertador; pretensiones inadmisibles d sde que ha–
bía comi ionados especiales de Pezuel . y éstos no
podían reconoc r
t'
citamente al Perú en estado de
esclavitud. All n das estas dificultad s con titul r
á
los prim ro·, diputados del g .ner· 1 ,an Martín,
se acordó un armisticio de ocho dias,
e al>rieron
las conferencia por la p z. El públíco no tomó nin–
gun intere en ellas, porque era evidente la impo–
sibilidad de un avenimiento. Los comi ionados del
Virey proponian la jura de la Constitu ion, a í por
lo
je~
del ejército, como por las autori ades de
Chil el que podría enviar su diputado
á
las Cór-
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