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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
amenazas de muerte,, á un centinela de una lancha
cañotiera, que hacia la gua .. ia á la fragata
y
babia
dado el ¡quién vive! En pocos momentos reunidos
los botes de los asaltantes cerca de ella,
y
llevando
los jefes li tones blancos en los brazos para recono–
cerse, la abordaron por babor y estribor. La tripu–
lacion, que se hallaba sobre cubierta, fué sorpren–
dida por Cochrane
y
Guise, los primeros en subfr
al abordaje, quienes se saludaron junto al paloma–
yor afectuosamente, olvidados de sus perpétuas ren–
cillas en aquel momento de sublime audacia . El ca–
pitan Coig y la demas fuerza española hicieron una
obstinada resistencia, habiendo quedado más de
ciento fuera de combate. El noble Lord, aunque
había recibido un balazo en un muslo, se limitó
á
ligar la herida fuertemente. con un pañuelo, á sen–
tarse sobre un cañon y áextender su pierna en una
hamaca, desde la que tnand6 impávidamente la
maniobra . En cumplimiento de órdenes anticipadas
se picaban los cables de la fragata, se soltaban las
vela
y
quedaba expedita su salida, sin pérdida de
tiempo. Para que los fuegos de la plaza no la toma–
sen por blanco, se izaron en ella ·los faroles, que era
la señal cor:venida con las autoridades del puerto
para no dirigirlos, en caso de ataque , contra las .
fragatas extr njeras, Macedonia é Hiperion.
Apresada la Esmeralda y dos lanchas cañoneras,
se intentó abordará los bergantines Pezuela
y
May–
pu , que se defendieron con un fuego vivísimo,
y