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.D.
JOAQUIN DE LA PEZUELA.
habia podido el caudillo libertador dar bases más
sólidas
y
extensas
á
sus
P . ~nes,
conociendo mejor
la activa cooperacion, que debia reeibir de los pa–
triotas peruanos. El 5 del último mes ordenó al ge–
neral Arenales, que se dirigiese
á
lea al mando de
dos batallones de infantería, 50 granaderos
á
caba–
llo,
30
cazadores de la escolta
y
2 cañones de monta–
ña. Este movimiento importante pudo ejecutarse sin
más dificultad, que la de arrostrar las penalidades
del arenal
intermedio~
porque la vanguardia rea–
li
ta,
que hubiera podido oponer grandes obstácu–
los, por elevarse
á
cerca de 2.000 hombres, nada
hizo'
á
causa de no obrar de concierto sus jefes
O'Reilly, el Marqués de Vallehumbroso
y
el coro–
nel Quimper. El último huyó precipitadamente de
lea, al acercarse los patriotas,
·'.t
los qne se pasaron
dos compañías enteras, y perdió casi todo el resto
de su division en una sorpresa, que le hicieron cerca
de Nasca el teniente coronel Rojas
y
los capitanes
Lavalle
y
Brandsen. Estas primeras ventajas eran
del más feliz augurio para la ·aventurada expedi–
cion. que Arenales debia hacer
á
la sierra, con el
objeto de encender el espíritu patrio en el interior,
clominar las provincias más importantes para las
operaciones militare3
y
desconcertar los esfuerzos
del enemigo. Iniciada esa audaz empresa,
y
ha–
biéndose determinado el 21 de Octubre los colo–
res de la bandera peruana, con la combinacion del
blaI?.co, que distinguia á la argentina,
y
del rojo,