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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
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mára libremente su Constitucion; evitar
innova–
ciones hostiles
á
la nob . eza,
y
no hacer novedadl
en la libertad de los esclavos, sin perjuicio
de
:re–
cibir en el ejército
á
los que se prcsentáran vólu-n–
tariamente,
y
si lo hacian en mayor- númer0 dell
1
necesario. remHir dos batallones de ellos
á
Ohil-e',
quedando salvo el derecho de sus amos para cobrar
su valor. El caudillo libertador negó años desp·ues,
· ·por la pren a, haber recibido instrucciones, eonl-0
aseguraba el Ministro plenipotenciario de Chile
cerca del gobierno del Perú. J,o cierto es , que no
se sujetó
á
ellas, ni en el caso probable de haberle
sido trasmitidas por O'Higgins, insistiría éste en·
su fiel observancia, sobreviniendo circunstancias-e -
traordinarias.
Dos meses
y
medio ántes de dejar aquellas cos1ías·
lo entusia tas expedicionarios, dirigió el Directo-r
de Chile una sentida proclama
ú
los peruanos,
· ~uie
'
concluia diciendo:
11
~a
patria espera de vosottos·
un vivo entu iasmo
y
una decision sin interés:
ella
os dice, que 1 libertad es el centro moral°que hade
unir
á
sus hijos con .vínculo comun'
y
que pa1·a
conquistarla deben desap?irecer la
indifer~ncia
y
el
frío cálüulo ante la simpatía de las opiniones
y
de–
recho , ante el cúmulo de bienes, que han de
resul~
tar.
La humanidad tambien os llama
á
que abra–
cei nuestra causa,
y
puesto que la insurreccion
tiene que triunfar al fin, porque la protege el ge--:–
nio de la ci vilizacion, 'corred
á
alistaros bajo
sus