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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
gloriosos estandartes para que cesen los estrago:s de
la guerra,
y
no corra in .. tilmente la sangre del
americano. Volad, pues, al campo sagrado del ejér–
cito libertador; volad,
y
se desplomó el edificio de
la tiranía : volad
y
la agricultura, la industria
y
el
comercio, las artes
y
las ciencias empuñarán el cetro
del Nuevo Mundo. Ya es tiempo de que se mezan el
mirto
y
el olivo con los laureles de los hijos de la
ljbertad. ,,
El 21 de Agosto, al ponerse el sol, salia de Val–
paraíso la escuadra libertadora,
y
despues de haber
tocado en Coquimbo para sacar los dragones de
Chile, se presentó en la entrada de Pisco el 7 de
Setiembre,
á
las tres
y
cuarto de la tarde. A las seis
y
media fondeó
á
dos leguas del puerto, junto
á
la
playa de Paracas, en un punto indicado de ante–
mano por los patriotas del Perú, que lleva hoy el
glorioso nombre de Bahía de la Independencia. Al
amanecer del siguiente dia plantó San Martin el
árbol de la 'libertad en la vecina tierra, solemni–
zando aqu·e1 acto con las salvas, quehacian los bu–
ques. En el mismo 8 de Setiembre, que llamó pri–
mer dia de la libertad del Perú. dirigió de Pisco,
álos soldados, un elocuente bando, amenazando con
las más graves penas
á
cuantos se hiciesen culpa–
ble de robos, violencias personales, insultos
á
los
habitantes del país. fuesen europeos
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americanos,
ó
de atentados contra las buenas costumbres. Tam–
bien proclamó
á
los peruanos , insistiendo en que no