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D. JOAQUIN DE LA PEZUEL.A:..
raba por temor
á
la exaltacion de los alumnos y
á
~a
influencia de algunos nyaestros. Los . indios de
Ruaras, que se habían levantado, relausando el.pago
de tributos, y ofrecían una base para pronuncia–
mientos más decisivos, fueron . sosegados, ya con
el aparato militar,
ya
con los artificiqs de una po-.
lítica más suave. Los de . otras provincias vieron
con placer minorados sus sufrimientos po.J; la abo–
licion de la mita.
Pezuela comprendía, que para.
con~ener l~
accion
inminente de las fuerzas
libertadoras~
necesitaba,
ante todo, levantar un grande ejército. Faltábanle
los recursos, porque la deuda, que al principio de
su gobierno, subía
á
unos 11.000.000 de pesos, se
había aumentado con la costosa expedicion de Chile;
los capitalistas rehusaban hacer nuevos ·adelantos,
temiendo la caida del Gobierno; pero, repartiendo
un empréstito forzoso de 1.000.000 , con otras en–
tradas extraordinarias, se logró reunir en solo Lima
más de millon
y
medio. Con
es~os
fondos se pudie–
ron poner sobre las armas unos 23. 000 hombres, de
los que 7 .815 estaban entre Lima
y
el Callao, 6.000
en el Alto Perú, y el resto en los <lemas puntos de
la costa
é
interior del vireínato. Era .muy difícil
sostener esta fuerza -permanente, ya por no poderse
cubrir con regularidad el presupuesto militar, ya
porque la desercion producía de contínuo grandes
bajas. El Virey fundaba sus mayores esperanzas en
los r efuerzos, que debian venir de la península. En