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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
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diera de ello el comandante del
Maypu,
diciendo : ·
•Excmo. Señor: me e.,tá prohibido reconocer nin–
gun buque teniendo
á .
E.
á
bordo, que es la pri–
mera autoridad del reino; fuera de esto, si perdié-
,ramos la línea de barlovento, en
que
nos hallamos,
ni
á
las cinco de
la
tarpe tal vez llegaríamos
á
ga–
nar el fondeadero. » Una lancha cañonera, monta–
da por un teniente
y
veinte hombres, fu'é apresada
por los invasores ,
y
Cochrane dió la órden de ata–
que, que se sostuvo por una hora con un vivísimo
fuego de entrambas partes. Veintidos días despues
lo renovó
á
las diez de la noche, armando un bru–
lote, que encalló
á
tiro de cañon,
y
se fué
á
pique
por haberse agujereadro su fondo. La preparacion
de dicho brulote había ocasionado el incendio de
parte de los mistos. que maltrató al mayor Miller
y
á
diez hombres más, ocupados de confeccionarlos
en la isla de San Lorenzo. Las fuerzas sutiles espa..
ñolas, aprovechando de la niebla
y
de la calma.
atacaron. el 25 de Marzo .
á
los patriotas en su fon–
deadero,
y
fueron rechazadas enérgicamente.
Dejando bien puesto su crédito ,
y
sin esperar
otras ventajas, se alejó Cochrane de las aguas del
Callao para dirigirse al Norte. Tocando en Huacho,
recibió una acogida entusiasta de sus vecinos , de
los que diez fueron condenados
á
muerte,
y
ejecu–
tados cinco de ellos por los realistas.
á
causa de su
ardiente adhesion
á
la independencia. En Supe to–
maron los expedicionarios unos 70.000 pesos, per-