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D. JOAQUIN DE LA PEZUELA.
en buen 6rden. El teniente coronel Charles, que
los comandaba, fué herido ortalmente,
y
su se-–
gundo, el intrépido Miller, recibió heridas graves;
pero,
á
pesar de este contraste, obtuvieron una
completa victoria
y
abundantes provisiones. Como
semejantes resultados distaban mucho de los que
se había prometido Oochrane, no quiso regresar
á
Valparaíso sin dejar más airosa su expedicion con
algun hecho memorable. Con tal objeto emprendió
y
realizó con singular arrojo el asalto de la fortísi–
ma plaza de Valdivia, en el que se distinguió mu–
cho el peruano Vidal,
á
quien 1a independencia
reservaba altos destinos. '<Donde entra mi gorra,
entro yo » , dijo con juvenil arrogancia, arroján–
dola dentro del fuerte,
y
se apresuró
á
ocuparlo, si–
guiendo la accion
á
las palabras.
Desde la victoria de Chacabuco estaban los pa–
triotas de Lima en relacion con los independientes
de Chile, que principió
á
considerarse como la
ciudadela de la emancipacion . .Perdido el temor
á
la metrópoli, se iba generalizande> en el Perú la
resolucion, para sacudir su yugo, en todas las cla–
ses; los indios estaban impacientes por salir de la
servidumbre de la conquista, los negros por ver
rotos los hierros de la esclavitud, los mestizos por
ponerse al nivel de las razas, que les miraban con
desden,
y
los blancos por sobreponerse
á
los adve–
nedizos, que
á
menudo los suplantaban, no obs–
tant~
la inferioridad de cultura
y
de condicion,