EL MARQUÉ DE CA TELDO RIU .
19
corta diferencia de tiempo llevaba á·feliz término
la fundacion de dos monasterios, que de años atras
eran edificantes asilos de beatas; uno de ellos
fné
el rigoroso de Jesus
y
Maria, cuya primera planta
se debia al venerable indio Nicolas de Dios, y cuya
observancia monástica se aseguró con cinco reli–
giosas venidas de España despues de haber caido en
poder de corsarios holandeses; otro fué, el mo–
na terio de
~"1 anta
Ro ·a, que tuvo por priora
á
.doña
Josefa Portocarrero, hija del Conde de la Monclova,
la que, muerto su padre, se de colgó una noche
por un balcon de palacio,
y
en compañía del -ve–
nerable padre Masia se fué á Santa Catalina, donde
profesó
y
permaneció hasta su tra lacion á la nueva
casa.
· Cediendo
á
las inspiraciones más benéficas, pe–
netraron hácia 1709 por las montañas de Chan–
,chamayo los
mision~ros
franciscanos , que
á
los po-
cos año debian lograr floreciente reducciones
á
las
márgenes del Perene, junto al cerro del al, en el
gran Pajonal
y
en las llanuras del Pangoa. Allí no
sólo se prometia la fe opimos fri;itos, sino que la tier–
ra ofrecia de suyo las cosechas má abundantes,
y
la proximidad
á
la rarte más central y adelantada
del vireinato permitía la más ventajosa explotacion
de las riquezas naturale . Hácia fines del mi mo
año se descubrían en Carabaya minas de plata, que
daban cincuenta marcos por quintal,
y
que notar–
daron en perderse á cau a de las 'an rientas dis-