274
~L
MARQUÉS DE AVILÉS.
bien no intentó el Virey inferir . un desaire
á
los
doctores , sino eximir á la adeudada corporacion
de
inú~iles .
empeños,
y
n
~someterse
á sí mismo
á
las manifiestas adulaciones, que prescribía la cos–
tumbre.
La conversion de los infieles no era abandonada
· #por el Gobierno en aquellas circunstancias aflicti–
vas. Para
faeilita~la
se erigió, por cédula Real de
15 de Julio de 1802, el obispado de Mainas, con la
renta de . cuatro mil pesos para el prelado y mil
para dos capellanes y la residencia en Jeveros, cu–
ya situacion estaba en el
interine~io
del Guallaga
y
Ucayali al Sur,
y
el Napo y Putumayo al Norte.
Las misiones debian ser entregadas á los •padres de
Ocopa, junto con el convento de Guanuco
y
los
curatqs de Lamas
y
Moyobamba. Entraron en efec–
to en posesion de aquel claustro ; la de los curatos
se aplazó para cuando los párrocos
canónica~ente
instituidos fuesen trasladados
6
muriesen ;
á
los re–
ligiosos, que marchaban
á
l~s
reducciones, se dió
el correspondiente viático,. y se
fijó
el sínodo en la
intendencia de Trujillo. El celo de los misioneros
no correspondia
á
la decidida proteccion del Go–
bierno ; aunque vino de España una mision nume- .
rosa, se componía en la mayor parte de jóvenes sin
vocacion apostólica, que sólo aspiraban
á
enrique–
cerse
y
pasar una vida sosegada en las doctrinas
de Chiloe
ó
en las conversiones inmediatas
á
la
sierra. Los antiguos misioneros querían hacer va-