D. TEODORO DE CROIX.
223
religion
y
pvogreso general. Todavía se pretendió
obligar
á
1os indios
á
las compras forzadas, sea re.,
partiendo efectos por cuenta del Erario, sea encar–
gando el repartimiento a Consulado,
á
fin de reme–
diar, al mismo tiempo, á la supuesta pereza inven–
cible de los naturales
y
precaver las injustas exac–
ciones; pero por fortuna de la humanidad
y
del
sosiego público, no se llevó
á
cabo tan nociva pM–
tension. Las grandes atribuciones de los nue os
magistrados suscitaron cierta rivalidad en la anti ...
guas autoridades, de las que algnna desa redita–
ban el nuevo régimen
y
aconsejaban su abolicion.
Sobre todo, los obispo , que esta an aco tumlJrado
á
dominar las provincias . exigiendo el homenaje
de los corregidore
y
mezclándose en
1
nombra–
miento de todos los empleados, llevaron
á
m l la
deferencias reclamadas
y
las cortapisa puestas
á
su
predominio por lo.:> autorizados jefes famporales de
toda gran parte de su dióce is . El de uaman a,
fogoso por temperamento,
y
obr
cit do por los
chismes de la localidad, no omitió nada que pudie–
ra molestar al Intendente, marqué d L ra, ue
se hacia recomendar por su cuna, s rvicio
y
mo–
deracion; qq.iso obligarle
á
anticipársele en las or-–
te ías en los días de besamanos
~
le ne aba el cere-
'
monial prescrito para el templo; tratalJa de nom-
brar alcaldes, ejercer jurisdiccion en las oficinas
reales
y
cerrar todo acceso al poder civil en cuanto
directa
ó
indirectamente tocára al clero; insultó
á