LA. AUDIENCIA.
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circunstancias
y
por lo practicado en Sevilla,
á
ha–
cer directamente el nombramiento de prior
y
cónsul
en los sujetos que habia propuesto. Los nombrados
correspondieron
á
lo que de ellos se esperaba,
y
por
sus eficaces providencias se moderó la entrada del
ilícito
comercio~
lo que, junto con la ilegalidad de
su nombramiento, no pudo ménos de acrecentar
la impopularidad del espirante Gobierno.
Los oidores se habian desprestigiado por sí mis–
mos, disputándose el decano
y
sus compañeros la
extension de las atribuciones que competian al pri-·
mero, como encargado de la Capitanía general. Su
escaso ascendiente en las provincias haoia permi–
tido, que en la remota de Popayan ocurriesen gran–
des inquietudes por haberse resistido, primero el an–
terior gobernador,
y
despues el venido de la córte,
á reconocer al nombrado por el Conde
de
la Mon–
clova. Aunque de Quito fué un ojdor con 200 hom–
bres para hacer respetar dicho nombramiento, el
sosiego no se restableció sino por haber fallecido el
caballero en cuyo favor se acordára
y
sostenía con
tanto empeño. En el escabroso ejercicio del patro–
nato no ocurrieron enojosos altercados; porque se
cedió de lleno
á
las exigencias del clero, que era
preponderante en la influencia social, y ha ta cier–
to punto tenía bajo su proteccion al poder político,
. siendo las creencias la única salvaguard,ia de las
instituciones, cuando apénas existían apariencias
de fuerza pública y
s~
ponía de manifiesto el anta-