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,
EL CONDE
DE
LA MONCLOVA.
extraordinaria baratura, sino que muchos, especial–
mente los pocos relacionados con Lima, lograron co–
modidades
y
saborearon goces, que ántes no cono–
cían
6
consideraban superiores
á
su alcance.
Por la profunda separacion entre los intereses·so--–
ciales
y
los de la
adm~nistracion,
lo que era un be–
neficio para la sociedad, traia consigo la inmediata
(ruina del Gobierno. Faltando los derechos pagados
por el comercio
y
defraudados los reales quintos,
quedaba la Hacienda casi sin entradas, y era impo–
sible satisfacer las más apremiantes atenciones del
servicio. No pagándose
á
los mineros de Huanca–
velica, habia de suspenderse el, beneficio del azo....
gue, base de la explotacion de la plata,
6.
lo que
habia sucedido ántes en menor- escala, continuar la
extraccion clandestina del azogue, y con ella los de–
mas fraudes de las minas .' La tropa
y
la escuadra;
mal asistidas, sólo podían formar fuerzas de parada
y
áun de puro nombre. Los presidios quedaba"n in–
seguros por la suspension de sus situados. El des-
'
concierto, consumado en muchos ramos, se hacia
inevitable en todos, por falta de recursos y de cré–
dito. A la muerte del Virey sólo existían en las ca–
jas de Lima 227.958 pesos, y éstos en calidad de
depósito. De las provincias se esperaban 309 .332
pesos 1 real. Las deudas contraidais por el fisco as–
cendían
á
9 .459.
628
pesos 2
1
/ 2
rs. , pertenecien–
do 4.566. 907 pesos 4 rs.
á
la capital,
y
4. 892. 720
pesos 6
1
/'J
r .
á
las otras cajas.