LA AUDIENCIA.
CAPÍTULO II.
LA AUDIENCIA.
1705-1707.
Si la autoridad acatada de un virey bienquisto
no habia podido conservar en vigor el órden esta–
blecido, mal podria salvarlo la Audiencia, cuya ac–
cion se debilitaba por la division de pareceres entre
sus miembros, y cuyo prestigio decaia con el corto
período de su gobierno provisional. Conociendo su.
impotencia, no se propusier<m los oidores cortar
radicalmente el universal desórden,
y
pusieron su
principal solicitud en aliviar la incurable dolencia
de la Hacienda con los dos expedientes más gene–
rales
y
obvios, que eran la disminucion de los gas–
tos
y
el
aumen.tode las rentas.
Para gastar lo ménos posible, sólo se trató de sa–
tisfacer al menor costo las atenciones más apre–
miantes. Dejando pendientes nueve situados de
Chile
y
diez de Buenos-Aires, se remitieron dos
á
Valdivia, obteniendo considerables rebajas en la
compra
y
conduccion de efectos. A Panamá, que
no podia ser desatendida:, por ser allí constante el
amago de los enemigos·, se enviaron 200.000 pe–
sos, ahorrando mucho en su trasporte, por haber
hecho pesar sobre el contratista muchos gastos,
eón
la ventaja de dejarle
á
la vuelta libertad de.cargar