REVOLUCION DE TUPAC
A~RU.
189.
El clero del Cuzco se habia levantado
á
la voz de
su obis o Moscoso, quien
fué,
sin disputa, el
má$
poderoso enemigo de los sublevados. Tupac Amaru,
q_
ue habia estado en buenas relaciones con el Pro–
visor, repetia sus cartas para conseguir, cuando no
1a
cooperacion, la tolerancia del prelado. Mas, léjos
de eso, se vió excomulgado, Junto con sus cómplices,
por el incendio de Sangarara y
po1~
otros ataques
á
la
~glesia,
y el anatema convirtió en sus formidables ,
rivales al valeroso D. Mateo Pumacahua, cacique
de Qhincheros, al de Anta y otros, que capitanea–
ron en su daño muchos indios. Los curas peleaban
contra él
á
la cabeza de
SllS
feligreses, excit.ando–
especialmente el celo religioso de los mestizos. Va–
r~os
eorregidores y otro$ caballeros se refugiaron en
el Cuzco, y aunque despues del desastre de SaI'lga...
Jara se pensó abandonarlo, y algunos huyeron léjos,
prevaleció la 0-pinion de defenderlo, alentada por el
Obispo de todos modos. S.
l.
colectó de su clero
para los primeros gastos 24. 000 pesos , formó ba–
tallones sagrados, que hacian el ejercicio de las
armas, y excitó el fervor de los vecinos con mi–
siones, ayunos generales,
y
una
proce~ion
de pe–
nitencia, que prometían el favor del cielo. Los bri–
llantes hechos de Pumacahua, que con buenos
y
malos ardides, trepando
á
los
más
encumbrados cer–
:ros, y engañando
á
los revolúcionarios con la ban–
dera blanca, les causab!l grandes pérdidas, sea con
galgas, sea matándoles en los desfiladeros; algunas