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llEVOLQCI<:>N DE TUFAC AM\.ARU.
vor suyo; no respetaron las haciendas., porque e
derecho de propiedad no podia aparecer sagrado
á.
Jos que oficial
y
privadamente eran sin cesar des- ·
pojados hasta del precio de sus jornales;
y
no aca-–
taron las leyes del pudor, por la escandalosa 00r-–
rupcion, que veian reinar en torno suyo, áun
en
los encargados de inspirarles sentimientos virtuo-
/
sos con la fiel observancia de sus vGtos. Ninguna
raza estuvo enteramente
á
Cl!lbierto
<ile
su ftuor im–
placable; porque de los más allegados en 1a sangre
ó
en el infortunio solian recibir las injurias
más
graves. En el alto Perú él desborde de
los
críme·
nes se había acrecenta&o con la
í~digna
éonduota
de los oidores. Para lograr el restablecimiento
del
órden alterado con la muerte ·de algunos _corregi–
dores , habian tomado por sorpresa á Tomas Catarí4,
quien, en cumplimietlto de las instrucciones reci
1
bidas, fué muerto por sus conductores al acercarse
los que venían
á
libertarle; acaudillados éstos
pót–
Dámaso
y
Nioolas, no tardaron en inmolar
á
los
matadores,
y
en imponente trapel se acercaron
fi
Chu.qui aca, que amenazaib>an entrar á sangre
y
fuego. Los ministros de la
Audiencia~
ante el peli–
gro inminente, estuvier<i>n tan turbados. que uno·
die
ell0s
pregonó en persona el bando de la pena
d·é·
muerte
6
diez años de presidio) segun las circuns-'–
tanaias , contra los que no se aUstáran para la de....
fetn~a;
el mismo Regente
sa
ofreció
á
suplir la falta
d:e
pregoner<!> para
la
pu
blfoa~ian
die otro
band0
-
.