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REVOLUCION DE TUPAC AMARU.
- otras salidas en que se trajeron
á
la ciudad puestas
en la punta de las picas las cabezas de los vencidos;
la organizacion de las milicias avanzada de dia en
dia por el celo del coronel D. Manuel Villalta; los
refuerzos continuos de las provincias vecinas, y la
esperanza de que no tardarian en lle ar tropas de
Lima, so tenian la firme resolucion de lo cuz–
queños contra el inminente ataque de Tupac Amaru.
El heredero de los Incas era fuertemente solicitado
á
posesiona'.r"'e de la ciudad imperial por su e posa
Micaela Bastidas, la que tal vez le excedía en ardi–
miento
y
alcances. Aquella mujer demacrada po–
seía un espiritu varonil. capaz de ·los mayores de–
signios. Para ase
0
urar el suplicio de Arriaga, que
promovía diligente, llevaba en su propia mantilla
las balas necesarias
á
la guardia; en ausencia del
caciqu.e montaba armada
á
caballo,
á
fin de reclutar
gente
y
expedía circulares, que ella misma fir–
maba: estaba dispuesta
á
marchar b.ácia el Cuzco,
cuando regresó Tupac Amaru de Ayaviri con los
bríos de vencedor. Ambos esposos apuraron los
aprestos bélicos,
y
se dió
á
los indios
y
mestizos
6rden de presentarse n Tinta para el 19 de Di–
,ciembre, dia en que debia emprenderse la marcha.
Los defensores del Cuzco recibieron el 23 de dicho
mes la alarmante noticia, hicieron rogativas
á
Dios
y
á
sus santos, y en la Noche Buena no se abrieron
las iglesias por el recelo de que la bulliciosa alegría,
que. acompañaba
á
la misa del gallo, degenerára en.