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M .
U.
177
e los
corregidor~~·
Las
~en\idas
quejas, que se
h~bian elevado por la antjgua opresion, se hallaron
débiles para expresar la nueva tir· nía. o era po–
sible comprender la de esperante situacion de
lo~
desventurado indio , reducidos
á
pa
0
·ar con sus
bienes, con su trabajo. con la libertad
y
ubsisten–
ci~
d'3 su persona y de su familia , p 1 os azules.
ll~rajas
media de eda, retazos de terciopelo, efec–
t~s
averiado y otras mercancía inútil reparti–
das violentamente, año tra.. año,
á
pr ios invero–
símiles. La tarifa señalada
á
lo· corre ·idores
sólo
servia para exigirles la alca ala, de nin o·una ma–
nera para moderar sus repartimiento , que empe–
zaban
á
repetir en u período, burlándo e de las cé–
dulas reale y de la probibicion d lo:' vireyes. La
voz de lo oprimidos era harto débil p ra hacer–
se
o.iren la alta regiones, donde lo tira.nos so–
lían encontrar, cuando no cómplice , poderosos
favorecedores. La Audiencia de Lima ne
0
aba su
fl.Pºyo á los agraviados, la de Charca e· tigaba ... us
reclamaciones ; Amat
y
Guirior, si hicieron en sus
relaciones una vehemente censura del espantoso
d·esqrden, no se creyeron bastante fuertes para cor–
tarlo
radicalmente~
la Córte,
á
la que elevaron enér–
gica representaciones el Obispo d
requipa, el
Cabildo secular del Cuzco, el Gobernador de Potosí
y
otros hombres
6
corporacioD;es respetables, pidi6
informes~ ma~.
segun era de lentq. la tramitacion
-O.e
los
exp~diente~, ~o"Qre
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