REVOLUOION DE TUPAO AMARU.
175-
indiecito podía ser robado, vendido
6
regalado
á
las·
personas más extrañas
á
su familia,
y
más distan- ·
tes del hogar paterno
~
con rarísimas excepcfones ,.
cuando no venía
á
ser el animal de sufrimiento,
oc11paba en el corazon de sus Mnos un lugar ent:re–
el loro y el gato, se educaba mal,
y
si una muertw
prematura, que era lo más frecuente, no le sor–
prendia en sus tiernos años, se perdia al rayar la·
juventud y corría una suerte borrascosa. El que ha–
'bi.a
crecido entre los suyos siendo yanacona de na–
cimiento, se consideraba como siervo del terreno,
rescatable
á
merced y misericordia por el dueño de·
la baciénda, y siendo.indio de comunidad, quedaba
por esclavo de todo el mundo. Los jóvenes se casa_.
ban sin amor, en virtud de los caprichosos concier–
tos, que entre las parejas de ambos se os hacían los
curas
ú
otros interesados en la multiplicacion de .
enlaces conyugales. Los casados no podian tener
se uridad Je que no l es fuesen arrebatados los ob–
jetos de su carii?-o,
y
en realidad nada poseían, que
con confianza pudieran llamar suyo . El engaño
6
la violencia los despojaban de las tierras, que habían
cultivado sus abuelos; la casa heredada
ó
levantada
con su trabajo
y
con la cooperacion de sus am,ig os
para la instalacion de los nuevos esposos, podia ser
deshecha para que los materiales quedáran en pago
del tributo
6
de otras injustas exacciones. El que
nada tenía, pagaba con su persona, condenada
á
in–
tolerables faenas, cuyo fin nunca llegaba, porque