D. MANUEL GUIRIOR.
blacion fronteriza. En Paseo había mucha agita–
cion. Los indios de Mito maltrataron .á su goberna-
. dor, que aspiraba:
á
sosegarlos. Los de Hu ancaveli–
ca se alborotaron, porque un soldado habia dicho,
4 .ue iba
á
degollarlos,
y
se con ervaron firmes, ale–
gando la necesidad, que tenian de un protect or par–
ticular
y
de que no se les arrebatáran los medios de
subsistencia. Guamanga estaba agitada, porque en–
tendia, que en la prohibicion de tejidos extranjeros
<le algodon se incluian sus manufacturas. La alar–
mante inquietud se había manifestado en Mo
0
uegua
y
Cailloma, por pasquines
y
otras demostraciones
hostiles al Gobierno , recibiendo · el contagio de
Arequipa
y
el Cuzco, la dos ciudades , que venian
ejerciendo en las provincias del ur una .influencia
<J>reponder.ante.
Arequipa, renombrada por su :fidelida{l, sn dis–
tinguida nobleza
y
la índole apacible de sus habi–
tantes, no ménos, que por las l>ellezas de su suelo,
estaba muy exaltada contra los nuevos impuestos.
La irriiacion popular era
tan ·
grande, que los ni–
ños dieron muerte
á
uno de sus compañero , que en
sus jueg os había hecho el papel de aduanero. De
contínuo salían pasquines subversivos;
y
por las no–
ches ·arios enmascarados, que llevaban señ s para
reconocerse entre sí, cometían toda suerte de des–
manes. En uno de esos ataques nocturnos, para
ei
qlile vino mucha gente de fuera, se dió asalto
á
la
cas~
del Corregidor, fué destruida la aduana, sa-