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D. MANUEL GUIRIOR.
-corrido los directores secretos de los motines ocur–
ridos en Arequipa, si las circunstancias no hubie–
ran aconsejado al prudente Virey aplazar los casti–
gos
y
áun las investigaciones judiciales. Siendo las
turbulencias tan extensas, ignorándose hasta dónde
podja llegar· la exaltacion del descontento público,
y
no te:1iendo suficientes fuerzas disponibles, que
pudieran inspirar confianza, forzoso era contempo–
rizar con los agitadores, no gastar el prestigio de
la autoridad en amenazas sin efecto,
y
conservar la..
paz interior á fuerza de expedientes.
La guerra declarada á la Inglaterra en ·1779 im–
pedia distraer las tropas
y
armamento, de la defensa
de las costas. De antemano,
y
en la prevision de
hostilidades próximas, se habian mejorado. la orga–
nizacion
;¡
aprestos milita-res. La fuerza de las mili–
cias, que ascendia nominalmente
á
más de 66.000
plazas y consumía en asambleas una suma aproxi–
mada de pesos, fué reducida
á
mucho menor núme–
ro de hombres útiles, dirigidos á ménos costo por
.oficiales, sargentos
y
cabos veteranos, subiendo en
Lima
á
3.195 los infantes,
y
á
2. 700 los de á caba–
llo. Mas, si la ciudad llegaba á ser atacada, todos los
que podían llevar las armas, tenian señalado su pues–
to.
Los propietarios hahian dado razon de sus escla–
vos
y
caballerías. En el Callao
y
demas puertos se
habia matriculado la gente de mar. Los avisos ha–
bían sido dados á todas partes, señalándose las vigías,
pué~tose
en estado de guerra los buques
y
repués-